17 de abril de 2010

Fin del Invicto

Son las 2 y cuarto de la madrugada.

Ya mis hijas se pudieron dormir al igual que Marisa. Aunque debo reconocer que a ella le costó mucho más.O sea, es un buen momento para hacer catarsis: habiendo pasado una hora desde que volví de la comisaría de prestar declaración y cinco horas y media de que sentí que bajarme del auto podría ser lo último que hacía en mi vida. Además, ya pasó un tiempo prudencial como para que no me deje llevar por la furia social a lo Feinmann de C5N.

¿Los hechos? Vengo mortificado con el tema enfermedades en la familia así que era lógico que tuviera que ir a la farmacia a buscar unos remedios llevando a mi cuñada. Cuando estamos por arrancar, una moto con dos pendejos frena violentamente delante del auto y el de atrás se baja con un revolver en la mano y corre hacia la puerta de mi lado. Mi cuñada me grita (porque los ve primero) y los dos le mostramos las manos y yo empiezo a abrir la puerta acompañando su movimiento. Mostrándome el arma nos grita que le demos la guita y que nos bajemos del auto. Mi cuñada empeiza desesperadamente a decirle que no tiene nada y yo me saco los 9 mangos que tenía en el bolsillo, agarro el puñado de monedas que llevo al lado de la palanca de cambios para los limpiavidrios que se ponen pesados con intención de dárselas tambien (de más está decir que en situaciones límites el cerebro piensa de las maneras mas extrañas y ridículas) y empiezo a rezar para que no se le dé por disparar y que ni mire la guita que le estoy dando porque si piensa que es poco aumentaban las posibilidades de ser boleta.

Todo esto en no mas de quince segundos.

Empiezo a bajar y casi a darle las monedas (que boludo me siento haber pensado eso) y veo la sombra de un auto que frena a lo bestia y escuchos gritos y un disparo.

La sensación de que no contaba el cuento ya dejaba de ser sensación para sentir que era un hecho cuando, al ver que el pendejo que parecía de unos 15 años (a la postre, 17, que para el caso es lo mismo ya que va a salir en menos tiempo que lo que yo tarde en escribir estas líneas porque es menor) sacaba lo que había metido de su cuerpo dentro del auto, veo que mi cuñada había logrado bajar del auto y estaba tirada en la vereda boca abajo por lo cual decido imitarla y me tiro sobre el asiento del acompañante esperando sentir los disparos subsiguientes.

Todo esto en los 30 segundos que siguieron a los primeros 15.

Escuchando solo gritos y pensando que la balacera solo se demoraba y era inminente, repto cual marine en película yanqui pedorra y me deposito yo tambien boca abajo en la vereda.

Todavía sin tiros pensaba ¿Vinieron mas chorros? ¿Hay canas? ¿Nos la ponen a nosotros? ¿Están viendo y escuchando esto Marisa y las nenas en casa? ¿Por qué no disparan? ¿el que se me acerca a hablar es chorro o cana?

Las respuestas vienen siendo mas o menos que al primer auto con canas de civil se le sumaron otros dos tambien de la brigada, que el que estaba en la moto se tomó el palo, que el que me habia venido a encarar estaba en el suelo adelante de mi auto esposado, que a Marisa se le dio por salir porque desde el dormitorio nos vio a su hermana y a mí en el piso con un tipo casi encima de nosotros y le daba lo mismo cualquier cosa si a nosotros nos habia pasado algo y que el tipo que me hablaba era cana y una vez que se habia asegurado que yo no era otro chorro sino el “damnificado” se dedicó a trasmitirnos tranquilidad y a pedir una ambulancia del Same ya que mi cuñada estaba con una crisis de nervios más que importante.

En 5 minutos se habian sumado 3 patrulleros, el subcomisario y el comisario de la zona y todos los vecinos de la cuadra.

Para no hacerla demasiado larga y porque ya la catarsis y el Rivotril hacen sus efectos y me quiero ir a apoliyar les cuento que mientras Marisa trataba de calmar a su hermana el subcomisario se me pega y se viene conmigo para que me vean mis hijas y se tranquilicen y me pide si le facilito un trapito para sacarse el barro de los zapatos antes de entrar a mi casa porque venía de la villa (si, la puta 1-11-14) de recuperarle el auto a mis vecinos de enfrente que se lo habian “hecho” a punta de pistola una hora antes y que algunos de mis vecinos son solidarios a más no poder y que terminamos en la comisaría declarando encontrándonos ahí con los vecinos de enfrente, justamente que tambien estaban declarando y que gracias a ese choreo, la brigada andaba dando vueltas por la zona y tuve el inmaculadísimo y enorme ojete que vieran como me estaban afanando e intervinieran justo a tiempo.

A modo de conclusión les cuento que a pesar de lo que me pasó no voy a dejar de optar por la defensa de los derechos humanos, la no discriminación, por defender la lucha por una sociedad más justa e igualitaria para todos; pero sin lugar a dudas ahora menos que antes voy a aceptar que la inseguridad es un tema imposible de solucionar.. Que los abogados y los jueces se metan su ley de procedimientos en el ocote y dejen de lucrar sacando presos, que a la cana la dejen laburar y que le impidan sólo sus extralimitaciones y no que no puedan parar un sospechoso sin comerse un sumario (de paso que la guita en seguridad la pongan en sueldos y suministros y no en coimas para comprar patrulleros nuevos, chalecos antibalas y mierdas que despues no sirven)

En fin, será cuestión de organizarse mas con los vecinos para cuidarnos entre nosotros poniendonos de acuerdo como para que no salgamos de a uno a guerdar los autos o agregar luces porque la cana no da abasto (no niego que hay corrupción y los etcéteras varios que mis amigos mas zurdos que yo puedan querer recriminar a mis palabras), los fucionarios civiles de la ciudad dejan mucho que desear y los políticos en general y en su totalidad pasado cierto estamento interno en su partido no hacen ABSOLUTAMENTE NADA por nosotros.

Ruego que se termine pronto esta histroria de pobres contra pobres y que no lleguemos a situaciones de “es él chorro o nosotros” porque como sociedad todavía nos podemos ir mucho más a la mierda de lo ya llegamos a irnos.