Hoy me reencuentro con vos, viejo y querido blog.
Hace tiempo te tengo olvidado...
Bah, no te tengo olvidado, los buenos y entrañables amigos nunca se olvidan. Lo que pasa es que siempre fuiste un lugar para ejercitar la escritura de historias que podían tener más o menos componentes catárticas o autorreferenciales pero que nunca quisieron ser textos encabezables con un "Querido diario:".
Y de pronto toda la parafernalia y vértigo a los que te lleva una red social como Blogger no era la que quería vivir en mis visitas a la web y todas esas reglas de cortesía de visitar y comentar para ser comentado y visitado me sonaron a obligación. Y para obligaciones tengo el mundo real.
Pero resulta que mi mentor "cuasi obligador" a que me decidiera a abrirte, Don Mario, resulta que se decidió a recopilar sabores entrañables, mezclar recetas con historias y yo no podía dejarte ahí tirado por el resto de los tiempos y volví a recorrer tus entrañas, donde Blogger cambió todo: estética, accesos, funciones y otras yerbas y se encendieron las ganas de dejar unas palabras.
En fin, veremos como sigue esta relación.
Abrazo