11 de febrero de 2009

Nuevo Colegio

Se presentía difícil 1978.

Y no hablo del Mundial de fútbol ni de Michel Platini hablando de lo que era un secreto a voces sobre que en Argentina había campos de concentración ni de que casi entramos en guerra con Chile por el diferendo limítrofe del Canal de Beagle.

Tenía menos conciencia social la sensación. Iba a cumplir 13 años, ya había pasado el examen de ingreso y tenía que empezar primer año en el Colegio Nacional de Banfield (CONABA para los que aprendimos a amarlo). Nuevos compañeros, 11 profesores, educación pública pero en una institución que intentaba mantener cierto criterio de excelencia, el mito de que “ahora sí había que estudiar en serio” y un vicerrector que sería mi padrino de Confirmación, por lo que tendría la responsabilidad extra de “no hacerlo quedar mal”.

El CONABA se había fundado hacía pocos años y funcionaba en una casona inglesa a la que se le habían agregado aulas en el patio trasero ampliando las instalaciones originales. Era un colegio dónde se encontraba bastante contención, identificaban al alumno más por el nombre que por el apellido y con una mística bastante especial que se basaba en la participación de los alumnos en obras de infraestructura que se requirieran y que heredaba las ganas de mantener el uso del uniforme tradicional del blazer azul y pantalón gris para los varones y el delantal blanco tableado para las mujeres como una manera de identificación. Como si eso fuera poco, el altillo de la casona se había acondicionado como un teatro y funcionaba un grupo vocacional (casualmente llamado “El Altillo”) donde se podía asistir a clases de teatro y a algún que otro taller de dirección y puesta en escena.

El primer día de clases ya sabía que mis compañeros de primaria que seguirían en este mismo colegio habían ido a parar a las otras 3 divisiones excepto 2 chicas, una de las cuales sería amiga por años y me generaría algún que otro problema años después. La otra me había tenido absolutamente enamorado durante 7mo. Grado, y por más que se lo expresara hasta el cansancio el rechazo había sido permanente.

La semana anterior al inicio de clases un ex-compañero me había avisado de la intención de esta chica de aceptar mi propuesta de “salir” (eufemismo de ponerse de novios en época de pubertad). Pero yo ya había decidido que iba a prestar atención a lo que me deparaba el destino a partir de tener nuevas compañeras de colegio a pesar de la pesada timidez que me tenía a mal traer a la hora de conocer personas.

11 comentarios:

Figo dijo...

uh los recuerdos de cuando arranca el secundario...

que copado que te sientas tan indentificado con el colegio en el que estuviste, es buenisimo

y hiciste bien, la mina te habia rechazado siempre y ahor se interesaba? perfecta reaccion la tuya

Lin dijo...

No conozco muy bien la sensación, fui toda la vida al mismo colegio, creo que me perdí de mucho por nunca haber sido la chica nueva. Pero esta muy bueno sentirte identificado con tu colegio, esta bueno sentir que perteneces al lugar al que estas obligado a ir.

bel! dijo...

Ayyy yo no fui con ninguno de mis compañero de primaria al secundario, por lo que, mi vida empezó de cero, fue dificil.
Pero genial que te hayas interesado en "nuevas oportunidades"!


Abraxo!

Tefilina dijo...

suele pasar... jejejej...
te gusta, te gusta, te gusta...
te da bola...
no te interesa más.

Lic_jasper dijo...

yo arranque de cero... mi colegio quedaba a km de distancia y era una mezcla de chicos del fuerte apache con nenes ricos de la capital...
un soberano quilombo para este "timido", que siempre estuvo en el medio de todas las controversias.
Te digo una cosa... yo pense igual que vos cuando empece el secundario... unos muchos años despues.

Flori dijo...

Yo fui a un colegio de mujeres, así que esas cuestiones se complicaban aún más. No había demasiado mercado como para hacerse la "ahora soy yo la que quiero estar sin tí"
besos!

Cani dijo...

Tefi, esto les pasa a las minas, un hombre le da rosca hasta q se cansa y sólo entonces ya no le gusta más

jojo

Saludos

natxus dijo...

figo: la mística del conaba era maravillosa. Realmente lo sentías como parte de tu casa. Y lo de la chica, en realidad durante el verano ya se me había pasado el metejón.

Lin: no sé si se gana o se pierde, pero como experiencia, el empezar de cero estuvo bueno.

bel: de hecho, me traté mucho más con los "nuevos" compañeros que los heredados.

tefi: suele pasar, es verdad.

licenciado: perfecto caldo de cultivo el cole ¿eh?

directora: qué tema el de los colegios de chicas. ( y los de chicos). yo la experiencia de lso colegios mixtos no la cambio por nada del mundo.

cani: salvando la cuestión de género, los enamoramientos no correspondidos creo que funcionan así nomás.

carmela dijo...

Muy lindo lo que contas...Tu colegio a simple vista parecía muy lindo. Y los problemas amorosos de la pubertad son tan tiernos vistos a la distancia (como muchos problemas). Las veces que una habrá llorado por gente que ya ni se acuerda el nombre...

por suerte la adolescencia ya pasó.

natxus dijo...

carmela: gracias. Sí, el colegio era lo mas.

ani dijo...

Yo me acuerdo siempre de mi amor de la primaria. Me dejaba golosinas y floresdebajo del banco. Era el más veloz de todos. Siempre ganaba las carreras. Por suerte fue mutuoi justo a tiempo, antes de terminar el colegio llegó uno de los besos más lindos, mi inocente primer beso.

Tu relato me llevó a ese momento.

Gracias!